Calor, helados, chiringuitos, playa, sol… Sí, muchas de esas palabras son sinónimos de verano y seguramente muchos de vosotros estaréis disfrutando de los primeros días de vacaciones. Pero para poder vivirlas al máximo es importante tener en cuenta la importancia de cuidar adecuadamente nuestros ojos.
Por este motivo, hoy en Terapia Visual os vamos a hablar de la protección de una de las partes más importantes del cuerpo; los ojos.
El sol no únicamente daña nuestra piel.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de tres millones de personas se quedan ciegas por causa de un exceso de radiación solar cada año. Una cifra verdaderamente increíble ¿verdad? Estamos acostumbrados a asociar el sol con determinados problemas en la piel y nos olvidamos por completo de los efectos negativos que puede tener en nuestros ojos.
Una exposición directa a la luz solar puede causar sequedad ocular, irritaciones diversas y quemaduras en la córnea llegando a provocar cataratas, tumoraciones conjuntivales o, incluso, ceguera permanente.
Por eso desde Terapia Visual os queremos brindar una serie de consejos:
- No debemos fijar la vista al sol de forma directa bajo ninguna circunstancia: ni aunque haya nubes o llevemos gafas de sol.
- ¡Cuidado con las cremas protectoras para la piel! Debemos evitar que la crema entre en contacto directo con los ojos, las consecuencias pueden ser fatales.
- Las gafas de sol han de estar homologadas y bloquear al 100 % los rayos UV.
- Debemos prestar especial atención a los muy vulnerables ojos de los bebés evitando su exposición prolongada a los rayos solares.
Las piscinas, un punto a tener en cuenta en el cuidado de tus ojos.
En la gran mayoría de las ocasiones, la composición del agua de las piscinas no resulta la más apta para nuestros ojos.
El cloro es uno de los muchos elementos químicos con los que se trata el agua de las piscinas. Sus efectos en los ojos son de sobra conocidos: picores, visión defectuosa, mayor sensibilidad a los rayos del sol…
Para proteger tus ojos apropiadamente, debes:
- Usar de gafas protectoras para así evitar que tus ojos entren en contacto con el cloro y agentes químicos.
- Si la piscina está cubierta, ten cuidado con permanecer demasiado tiempo en ella, ¿la razón?, el aire en el que te encuentras contiene una concentración elevada de vapores químicos.
- Evita meterte en el agua con las gafas puestas. Tus ojos se verían expuestos a una gran cantidad de bacterias y microorganismos perjudiciales.
- Al salir de la piscina, recuerda tomar siempre que puedas una buena ducha con agua y jabón. De esta manera, evitarás que tanto tus ojos como tu piel sufran irritaciones a causa de los componentes químicos del agua.
Y ahora, con todos estos consejos que te ofrecemos y tu voluntad de proteger tus ojos durante la temporada estival, conseguirás disfrutar del verano con todas las garantías.
¡Felices vacaciones!